WIKILEAKS


El escándalo destapado por Wikileaks está en boca de todos. No entendemos por qué. O sea, a ver: tanto escándalo no es. Resulta que las filtraciones están demostrando que la guerra de Irak se hizo por interés económico, que los yankis se cargaron civiles un poco a sabiendas pero sin darle importancia porque al fin y al cabo son moracos, y que la CIA se dedica a valorar líderes mundiales un poco en plan Risto Mejide, rollo “este es peligroso”, “este no tiene iniciativa”, “a este le viene grande el país y eso que el país es Liechtenstein”, etcétera. Pues a ver; eso, de escándalo, tiene más bien poco. De hecho, es lo que todos sospechábamos y afirmábamos ya sin tener pruebas (la fe nunca nos ha impedido hacer aseveraciones); que ahora Wikileaks nos lo confirme no debería dejarnos con la boca abierta. Vaya, y si lo hace, dice muy poco de nosotros. ¿Es que, aunque siempre les difamáramos, íntimamente creíamos que los Estados Unidos iban de buena fe?

Pero vaya; a Estados Unidos le están sacando las vergüenzas y eso, aunque sean vergüenzas poco novedosas, jode igual. Pero, ¿qué hay detrás de Wikileaks?
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